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La desafección ciudadana hacia los parlamentarios, ya sea del Congreso de los Diputados o Senado como de los parlamentos de las Comunidades Autónomas, es un fenómeno complejo en su diagnóstico y más aun en las posibles soluciones para superarlo. Los parlamentos y sus miembros tienen un papel destacado a la hora de adoptar medidas para recuperar la confianza pero puede ser una tarea muy grande para abordarla en soledad.
Es, por tanto, la hora de la sociedad. Dentro de esta situación de crisis, se está produciendo una ventana de oportunidad en lo relativo a la aparición de formas emergentes de movilización de la sociedad a través de plataformas organizadas, de iniciativas de ciberactivismo, de colectivos que reflexionan sobre el bien común.
La sociedad está avanzando mucho más rápido que las instituciones o que los gobiernos; como resultado, los representantes democráticos están mucho más presionados y exigidos para redefinir su relación con la ciudadanía. Las organizaciones de monitorización de la actividad parlamentaria que no dejan de ser una forma activa de participación ciudadana en la vida de las cámaras, agrupadas en torno a la "Declaración sobre el parlamento abierto" han señalado que las redes sociales, lejos de ser una amenaza para una forma de entender la función representativa pueden ser una oportunidad para encontrar nuevas fortalezas como, por ejemplo, para sumar y aprovechar la "inteligencia colectiva" de una ciudadanía extraordinariamente formada y preparada.
A su vez, desde la teoría política y la teoría de movimiento sociales, se señala el rol fundamental que la participación y la deliberación en el espacio público juegan, frente a los modelos tradicionales de delegación y voto mayoritario. De este modo es necesario enfrentarse a los nuevos espacios públicos como complemento, y no como sustitución, de los existentes.
El grupo de trabajo tiene como objetivos la revisión teórica de los modelos de participación en el parlamento así como la revisión de las diversas iniciativas participativas puestas en marcha por las instituciones y la sociedad civil, tanto en España como en el ámbito internacional. La participación ciudadana en el parlamento tiene singularidades que la hacen propia derivadas de la propia naturaleza de la democracia representativa. Un examen teórico de las distintas modalidades de participación (iniciativas, consultas, foros, peticiones online, encuestas, etc.) se impone para valorar su eficacia real que pueda permitir la enorme ola de descontento y queja en propuestas y participación efectiva. La autonomía del poder legislativo hace que las cámaras dispongan de potestad autoorganizativa, de ahí que resulte de interés el análisis jurídico de las posibilidades de reforma que los reglamentos parlamentarios pueden ofrecer para favorecer la transparencia y la participación.
Las formas y las reglas son parte básica en la democracia parlamentaria y de ahí que sea importante regular la participación para garantizar la imparcialidad, la ausencia de manipulación y la igualdad de oportunidades de los ciudadanos en dichos procesos participativos. No se parte de cero en la promoción de la participación sino que, desde sectores académicos, se vienen desarrollando modelos teóricos contrastados de participación y ampliación de la democracia deliberativa. La participación por la pura participación puede devenir en frustración de ahí que sea una elemento a definir con precisión el para qué se requiere esa participación y además la inclusión de las propuestas concretas de participación dentro de una estrategia global que va más allá de los ejercicios concretos sino que incluye también elementos de política de comunicación y presencia en redes sociales, actos presenciales de interacción con parlamentarios, etc.
En España desde las asambleas legislativas de las comunidades autónomas también se han puesto en marcha diversas iniciativas de participación de diverso signo. El Parlamento de Andalucía cuenta con las preguntas ciudadanas para respuesta oral por el consejo de Gobierno o las comparecencias de agentes sociales en comisión dentro del trámite legislativo. En Cantabria y Galicia recogen aportaciones, sugerencias o enmiendas a las iniciativas legislativas en tramitación. También, aunque no está activa, en la pasada legislatura del parlamento vasco, estuvo en marcha una iniciativa organizada y estructura de participación sobre algunos proyectos de ley en tramitación que se llamó ADI (Aporta, Debate, Interviene).
Igualmente en el ámbito internacional son muchas las iniciativas punteras de participación entre las que, por ejemplo, podríamos destacar el proyecto "e-democracia" del parlamento brasileño en el que la participación se organiza en dos fases: en primer lugar, el debate de ideas y, en segundo lugar, la armonización de las ideas. En el grupo de trabajo se tratarán las iniciativas de activismo y ciberactivismo desde diversos colectivos sociales. Por ejemplo, el blog "Qué hacen los diputados" que plantea un seguimiento y monitorización del trabajo de los diputados individuales; el trabajo de la Fundación Civio a través de proyectos como "Tu derecho a saber" para fomentar la transparencia y el acceso a la información también de los parlamentos o iniciativas como "Proyecto Avizor" que premia con puntos las iniciativas de diputados que sean positivas para las políticas de desarrollo y cooperación. La participación ciudadana online ha desarrollado un paradigma de política vigilada donde la monitorización de la actividad se demuestra como clave. El periodismo de datos y las competencias para el análisis de volúmenes grandes de información se demuestran claves para que la participación sea efectiva