En el periodo desde 2008 a la actualidad nos encontramos con un fenómeno de deconstrucción político-administrativa en el que la Administración ha perdido crédito en la ciudadanía, parece, a pesar de que la neoburocracia siguen como racionalidad dominante, haber perdido su papel predominante en la gobernabilidad. El uso perverso de la organización pública por los operadores políticos y económicos junto con panorama d extrema complejidad, merece una revitalización del enfoque de la función política de la Administración Pública. El primigenio pensamiento administrativo buscó una relación funcional entre el modelo político y el modelo administrativo, lo que ahora se traduce en superación de una concepción que solo apuesta por la dimensión técnica de la Administración Pública. La aportación de la historia administrativa a la historia política es evidente,por eso se dijo que política sin Administración es mera ficción y, por ello, la regeneración democrática pasa también por una reconceptualización, una redefinición y un redesempeño de la Administración Pública en términos político-funcionales. El reforzamiento de la capacidad institucional de la Administración Pública puede coadyuvar a la regeneración democrática que tanto necesitamos.