La ciudadanía es cada vez más exigente en cuanto a su participación en la esfera pública. Concretamente, en los últimos años existe una demanda creciente de nuevos espacios para la participación ciudadana. A ello ha contribuido la irrupción de las tecnologías sociales derivadas de la Web 2.0, como herramientas que permiten nuevas formas de participación más horizontales, que fomentan la desintermediación y facilitan la creación de comunidades virtuales. Cada vez son más las administraciones públicas que están poniendo en marcha plataformas 2.0 de participación ciudadana, que incluyen la posibilidad de realizar propuestas, deliberarlas, valorarlas y votarlas. Además, existen otras herramientas como los blogs, las redes sociales y las aplicaciones móviles, que también pueden contribuir para mejorar la participación ciudadana.
La literatura existente muestra una capacidad innovadora de las tecnologías sociales en el ámbito público que podría significar un avance en el ámbito de la participación ciudadana. Entre las razones que justificarían este ciber-optimismo se encuentran las opiniones de aquellos que consideran que estas tecnologías transforman el proceso de mediación entre las instituciones públicas y la sociedad (Bailey & Singleton, 2010; Dixon, 2010; Bertot et al., 2012a; Bonsón et al., 2012; Criado y Rojas-Martin, 2012), contribuyen a conocer mejor los patrones sociales y las dinámicas ciudadanas (Schwartz, Naaman, y Matni, 2013; Cranshaw et al., 2012), a generar confianza en las instituciones públicas (Song y Lee, 2013; Hong, 2013), a crear información pública colectivamente (Graham y Avery, 2013; Nam, 2012; Bertot et al., 2012), aumentar la percepción de la transparencia por parte de la ciudadanía (Song y Lee, 2013; Meijer & Thaens, 2010; Bertot et al., 2012a; Bonson, Royo y Ratkai, 2013), impulsar la participación ciudadana (Mickoleit, 2014; Ellison y Hardey, 2014; Linders, 2012; Bertot et al., 2012b) y contribuir a la co-producción de servicios públicos (Mickoleit, 2014; Chun & Warner, 2010; Bertot et al., 2012b). Parece que, entre los "ciber-optimistas", existe un claro consenso sobre las potencialidades de esta tecnología para mejorar nuestros modelos democráticos, si bien faltan experiencias prácticas que confirmen esas promesas de cambio.
Con la puesta en marcha de este grupo de trabajo se quiere realizar una aproximación al uso de las tecnologías 2.0 para la participación ciudadana en España y Latinoamérica. En particular, la exploración de las implicaciones de este fenómeno en la gestión pública desde una vertiente tanto académica como práctica, tanto teórica como empírica, así como desde la pluralidad metodológica y conceptual, dando también a conocer las principales estrategias y políticas públicas para su desarrollo, e identificando algunas de las mejores prácticas en el contexto internacional.
Las propuestas de ponencias para este grupo deberán ir orientadas a los siguientes ámbitos prioritariamente:
Universidad Autónoma de Madrid