La disminución de la población en edad de cursar los servicios de educación básica es una tendencia irreversible que plantea importantes retos para las autoridades, instituciones y políticas que gobiernan el sistema educativo en México. Este hecho ofrece un escenario en el cual previsiblemente los docentes se enfrentarán a grupos de alumnos menos numerosos propiciando un aligeramiento de las cargas de trabajo de los profesores, así como una mayor interacción de estos con sus alumnos. El sentido común sugiere que estos dos factores pueden beneficiar el rendimiento escolar. Sin embargo, experiencias internacionales muestran que lo anterior no se da necesariamente en forma automática. Los resultados al respecto apuntan que la disminución del tamaño de las clases debe acompañarse por un conjunto de medidas de política pública que favorezcan el proceso de enseñanza y de aprendizaje. La ponencia busca contribuir al debate sobre el tamaño de las clases como un factor condicionante de la calidad y el rendimiento escolar en México, pero sobre todo, aportar elementos para el diseño e implementación de una política pública destinada a hacer de la disminución en el número de alumnos por grupo, una oportunidad para mejorar la calidad educativa.