De la política de la dependencia a la política de los cuidados

Abstract:

La presente comunicación reflexiona en torno a la problematización de los cuidados y la atención a las situaciones de dependencia como tema incorporado a la agenda pública. Realiza un repaso de cómo ha sido la construcción del problema en el marco de la ley de promoción de autonomía personal y atención a las situaciones de dependencia, exigiendo la intervención pública, identificada como derecho social de carácter subjetivo, pudiendo este hecho representar un cambio profundo de paradigma hacia la política de los cuidados. Sin embargo, se apuntan a las claves de la oportunidad perdida para desarrollar una verdadera política de cuidados, cuáles han sido las derivas hacia una política sectorial de alcance limitado y cómo la definición que se hace del problema ha acabado afectando a propuestas poco superadoras de los tradicionales mecanismos de opresión: capitalismo y patriarcado. La Ley de promoción de autonomía personal y atención a situaciones de dependencia no ha hecho más que contribuir a procesos de feminización de la pobreza, en la medida que relega en la figura de la cuidadora del entorno familiar la prestación de los cuidados, no sólo en condiciones de precariedad sino en términos de elección vital. En muchos casos, la elección por esta prestación como “única alternativa”, obvia los sistemas invisibles de opresión que relegan a la mujer a esta rol. Finalmente, se propone bajo el paradigma del buen vivir, cuáles podrían ser los cambios de orientación hacia una política integral de los cuidados, superando de esta manera el modelo médico-rehabilitador que orienta la intervención social actual a un modelo de de diversidad que admita la interdependencia y los cuidados como principios que deben orientar las políticas. Emplear como horizonte de cualquier política la idea fuerza que entraña el “buen vivir” resulta muy potente, sobre todo, para no acabar reproduciendo los tradicionales escenarios de explotación basados en ideas como “más, es mejor”, “crecer para generar bienestar”, “controlar el gasto público·”, etc. Hablar de buen vivir frente a bienestar social es cuestionar las bases de este último. El “bienestar social” parece haber convivido con capitalismo devorador que promueve el malestar social, es más, ha sido cómplice del mismo. Reparar las externalidades negativas del mercado, actuar como muro de contención social frente a la pobreza consecuencia de una injusta distribución de la renta, ha sido una de sus funciones. Por tanto, ya no nos resulta potente su uso ni reivindicación. En definitiva, se exige la redefinición del papel de los actores en este escenario administración, mercado, sociedad civil, deben cambiar su lógica de relación, a favor de un compromiso con los cuidados como "bien público y común".

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