Los niños ya no son de interés para la televisión ecuatoriana

Palabras clave: Televisión infantil, educomunicación, eduentretenimiento, publicidad, marketing, infancia

Resumen

Por más de sesenta años, la televisión ha sido parte de la vida de los ecuatorianos. Desde su inicio y en solitario durante gran parte de su existencia, el desarrollo de este medio ha estado en manos de la iniciativa privada, portando un carácter comercial. En casi medio siglo, el Estado no intervino en la operación de este medio y tampoco invirtió en una televisión educativa o cultural. Por algún tiempo, ese interés comercial de los propietarios de las empresas de televisión hizo posible la existencia de una programación infantil, requiriendo convertir a los niños en un nicho de mercado de potenciales compradores. Los niños cantaban la letra de un jingle de gelatina o competían en el escenario bebiendo una determinada marca de leche. Eran espectadores y co-vendedores en pantalla. Se hicieron numerosos programas infantiles locales en las tres décadas posteriores a 1970, buscando el entretenimiento simple, en los que los niños apenas eran espectadores en la platea de unos espectáculos protagonizados por payasos, jovencitas sensuales o adultos, quienes animaban a los pequeños participantes en los concursos que promocionaban a los anunciantes. Todo esto sin salir de un estudio de grabación. Nunca los escuchamos ni conocimos al interior de sus hogares o barrios. Pero un día, en forma similar al cuento de El traje nuevo del emperador, algún nuevo responsable de una importante agencia de publicidad hizo la aclaración de que no eran ellos, los niños, los que tenían el dinero; por lo tanto, no eran un segmento de marketing. Al comenzar el nuevo milenio, la programación infantil empezó a desaparecer de a poco de las pantallas y, obviamente, la propia aparición de los chicos en la televisión. En un país acostumbrado a una escasa presencia de sus propios niños en la pantalla de TV, no es de sorprender el no escuchar muchas voces de reclamo por esta ausencia. Entonces, no es que los niños se quedaron sin poder ver televisión. Es la televisión la que se quedó sin poder mirar a sus niños.

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Biografía del autor/a

Mónica Maruri, IPANC-CAB

Mónica Maruri tiene estudios superiores en periodismo y terapia familiar, con una maestría en Tecnologías para la Educación. Ha trabajado en medios impresos y televisión, siendo productora, directora y conductora de programas en la TV ecuatoriana desde la década de 1980. Se ha desempeñado como consultora en comunicación para UNICEF, investigadora de estudios cualitativos y ejercido la docencia universitaria como Decana de la Facultad de Comunicación en la Universidad UEES de Guayaquil. Estuvo al frente de la creación de la televisión educativa del Ministerio de Educación, “Educa, televisión para aprender”. Como experta en el tema de Teleeducación, ha particpado frecuentemente como jurado y moderadora en el Japan Prize y el Festival Prix Jeunesse en Alemania. Actualmente se desempeña como Directora Ejecutiva del Instituto Iberoamericano del Patrimonio Natural y Cultural de la Organización del Convenio Andrés Bello

Publicado
2024-09-30
Cómo citar
Maruri, M. (2024). Los niños ya no son de interés para la televisión ecuatoriana. GIGAPP Estudios Working Papers, 10(273-281), 543-556. Recuperado a partir de https://gigapp.org/ewp/index.php/GIGAPP-EWP/article/view/342
Sección
Artículos/Articles